El pasado día 26, Microsoft lanzó la versión final de Windows 8. Hoy, en el Build Windows, Steve Ballmer ha dado las primeras cifras de actualizaciones vendidas: cuatro millones en tres días. Unas 900 copias cada minuto, si hacemos la cuenta. Y lo mejor de todo: sólo de cuentas de individuales. Si sumamos las copias para empresas, tenemos un total de 14 millones.

Las cifras son apabullantes, desde luego. Parece que la facilidad de actualización y el precio bajo ha hecho de este uno de los lanzamientos más exitosos de Microsoft (si no el que más). Y, por otra parte, también demuestra todo el entusiasmo que hay alrededor de Windows 8: a pesar de ser un gran cambio, parece que los usuarios lo estamos aceptando realmente bien.

Y, por si fuera poco, Ballmer también ha dado algunas predicciones: manteniendo la demanda de PCs plana, habrá más de 400 millones de dispositivos nuevos con este sistema operativo. Todo esto sin tener en cuenta la pléyade de portátiles, ultrabooks, tabletas, híbridos y demás que van a llegar con Windows 8 y que probablemente cambiarán la tendencia del mercado del PC.
De todas formas, todavía hay que esperar para declarar a Windows 8 un éxito. El verdadero reto de Microsoft no está en los usuarios avanzados, sino en los más normales, los que tienen dudas sobre Metro y a los que tendrán que convencer de las ventajas de la nueva versión. Y esto no son cifras de tres días. Aquí, el futuro de Windows 8 se decidirá a largo plazo.